sábado, 26 de enero de 2008

Trueno de M. Zapater, 2º ESO

(Mariola Zapater nos ha ofrecido una muestra de cuento al más puro estilo tradicional: una historia sencilla, elementos que se repiten, animales que hablan...)

Había una vez un perro llamado Trueno al que un día sus dueños dejaron en un jardín abandonado y nunca más volvieron.
No sabía cómo ni por qué estaba allí, simplemente estaba. Se pasó días vagando, no estaba acostumbrado a lugares tan oscuros como ése, ya que antes vivía en un chalet cerca de la costa.
Se encontraba cansado, tenía hambre y ninguna gana de seguir en ese lugar. Se sentó bajo un árbol y notó una presencia tras él. ¡Era una serpiente!
- Socorro. Ayuda.- pensó Trueno, pero no se movía del sitio.
La serpiente se presentó:
- Hola, me llamo Lola y soy linda como una amapola.
Trueno pensó: "Qué serpiente tan curiosa parece Lola." Pero no se atrevió a decir nada. Lola insistió:
-Llevo aquí un buen rato. ¿Es que se te ha comido la lengua el gato?
Trueno decidió hablar:
- Hola, me llamo Trueno. Lo que me pasa es que mis dueños me han dejado aquí abandonado y tengo hambre, sueño y miedo.
Lola le contestó:
- No te preocupes, guapo, te llevaré con mi amigo el Sapo.
Lola llevó a Trueno a ver al Sr. Sapo, que les esperaba con fruta para comer. Trueno agradeció al Sr. Sapo y a Lola la comida y les preguntó:
- ¿Me podéis ayudar? Es que ya no tengo hambre, pero sigo estando cansado y tengo miedo.
Lola le respondió:
- No te preocupes, rico, yo te llevaré a ver a mi amigo Pico.
Pico era el rey del jardín y un halcón muy majo. Él dejó a Trueno dormir en su casa. Al día siguiente Trueno agradeció a Pico y a Lola sus atenciones y les dijo:
- Ya no tengo ni hambre ni sueño, pero sigo teniendo miedo.
Lola le respondió:
-No te preocupes, chato, yo te llevaré a ver a mi amigo el Gato.
Ya allí, el Sr. Gato le ayudó a defenderse, así se podría proteger y ya no tendría miedo.
Trueno agradeció a Lola, al Sr. Sapo, a Pico y al Sr. Gato todo lo que habían hecho por él y les pidió un último favor, quedarse con ellos para siempre. Ellos aceptaron encantados y vivieron felices y comieron perdices.
Fin.