jueves, 6 de diciembre de 2007

A partir de la palabra "Dramatización", de P. García Serna, 1º ESO

A Pablo García su profe de castellano le pidió que compusiera un poema jugando con las letras de la palabra "Dramatización". Y Pablo jugó, jugó mucho y, sobre todo, jugó muy bien.

¡¡¡Corre!!!
Coge la tiza y atiza
tienes un problemón
ya que hay que hacer un poema
y esto es un sorpresón.
No te andes por la rama:
piensa, poetiza y ama.
No es un poema cualquiera,
tiene su complicación.
Ya que se utiliza
drama, dramatiza y dramatización.
Esto no ha acabado,
tengo un angustión
porque también tiene tela
el matiz, matiza y la matización.
Esto está finalizado,
ya respiro mejor.
Coge la tiza y atiza,
para otro el problemón.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Romance del Infante Arnaldos.

(El Infante Arnaldos, la mañana de S. Juan, escucha la prodigiosa canción de un marinero y le pide a éste que se la cante. El marinero le responde con un "Yo no digo mi cantar, sino a quien conmigo va", y a partir de aquí, los alumnos y alumnas dijeron cosas como las que siguen)

Continuación de N. García Polo, 3º ESO
Puesto que éste no es el caso,
no le pienso recitar.
-Por tu vida, marinero,
tu canto yo quiero escuchar.
-Tú no eres de confianza:
con ganas te quedarás.
-Mas, si no cantas, de feo
yo auguro que morirás,
porque yo soy el infante
y a mí tú me has de cantar.
-¿Me lo dice usted, Infante?
Feo y poco perspicaz,
porque presume de saber,
mas no me ha hecho usted cantar,
y se aseguro que usted no
logrará ni conseguirá
que de mi boca salga algún
cantar; ni le voy a aguantar
porque soy un marinero,
pero soy de armas tomar,
y le voy a decir de qué
pienso que usted se morirá:
de rabia al pensar que nunca
consiguió hacerme cantar,
mas ni siquiera me logró
impresionar ni cautivar,
porque soy un marinero,
marinero de alta mar,
al que le gusta cantar
para el mar poder calmar.


Continuación de A. Martínez Camarena, 3º ESO.
-Soy el Infante Arnaldos,
y, si tú no lo sabrás,
yo controlo las tierras
desde aquí al otro mar.
- Como si fueras el rey
o el más pobre seglar,
yo a ti te trataría
como a todos los demás,
ya que como yo tú eres,
ya que como yo serás:
una menuda persona
y no demasiado más.
-¿Cómo osas insultarme?
Un mal finar tendrás:
eso a mí no me gusta
y a la celda tú irás.
Hasta el real lo portan,
y, en celda con guardián,
el juglar allí trovando
el su fin ve llegar.
El día ya ha llegado,
el día de este juglar,
y el noble muy contento
el finar presenciará,
él y su gran ejército
con alevosía y maldad.
Abriéndose unas puertas
llega su Alteza Real,
con él, su gran ejército
y bien oiréis lo que dirá:
-¿Qué se está haciendo aquí?
¿A quién se piensa finar?
Señor Infante Arnaldos
¿de qué acusáis al juglar?
-De cantar tal que el demonio,
de creerse él Satán,
de trovar cantos horribles,
de no tratarme como tal.
-Mire, Infante Arnaldos,
en usted no pude confiar
ni siendo vos de mi corte,
ni siendo vos capitán,
sino yendo vos ganando;
por eso voy a liberar
a este pobre cantante
y su poema recitará.
El juglar allí nervioso
empezó a recitar,
acercándose las aves
y niños allí vendrán.
Su juglar le nombró el rey,
a Arnaldos fue a desterrar,
y así el romance
ha llegado a su final.


Continuación de D. Torres Tovar, 3º ESO.
Sólo canto mi canción
a los que les gusta bailar.
El marinero cansado
mira la hora y se va.
-Allí habló el Infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Espere que cante para
que usted se vaya en paz.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
me tocará resignarme
y quedarme un rato más.


Cont. de D. Gómez, 3º ESO.
Así le dijo el Infante
para poder escuchar:
-"Buen amigo marinero
contigo voy a cantar."
-"¿Vos sabéis cantar, Arnaldos?
-"Tus ojos tienen maldad"-
dijo el infante ofendido.
-"Aun así voy a cantar."
Así ya, comenzó Arnaldos:
-"Li-re-lo-lí, li-li-lá..."
El marinero se unió.
Pronto empezó a chispear.
El cantar del marinero
ahora comenzó a cambiar.
Ellos dos continuaron
bajo ya, gran tempestad.
-"Li-re-lo-lí, li-li-le-ro.
Li-re-lo-lí, li-li-lá."
Sin parar continuaron
a "cantar" y más "cantar"
hasta que un gran tornado
los llevó al fondo del mar.
Nada saben de los dos
ni de quien con ellos va.

Cont. de A. Alabarta, 3º ESO
A tal respuesta del hombre
el Infante le fue a hablar
y le dijo estas palabras
sin pararse a pensar:
-"¿Qué se cree usted, marinero?
¿que yo no sé recitar?
si yo, de lo bien que canto,
el mundo para a escuchar,
pues encima de precioso
soy muy listo y sé rimar."
-"Pues mire lo que le digo
y no lo olvide jamás:
que será usted muy hermoso
y muy bien recitará,
pero mi cantar es mío
y nunca lo escuchará."
El Infante, excitado,
ya se empezaba a enfadar,
pues no le gustaba nada
en ridículo quedar,
así es que respondió alto
para que la gente oyera:
-"Mire, señor marinero,
no se haga de rogar
que sé que usted tiene ganas
de su cantar recitar."
Y el marinero le dijo
comenzando a hartarse ya:
-"¿Usted era el hombre listo?
Pues me hace a mí dudar.
Ya no sé cómo decirle
que no le pienso cantar."
Rojo ya se está poniendo
de la rabia que le da
mas no puede permitir
quedar ante todos mal,
y así dijo el Infante:
-"¡A ver!, ¿qué se va a pensar?
marinerillo barato
¿que le voy a suplicar?
¡Pues lo tiene usted bien claro!
Quédese con su cantar
que a saber cómo será:
fijo que es una chorrada,
por eso no lo dirá."
El marinero riendo
un consejo le fue a dar:
-"Muy listo se cree usted
pero se arrepentirá,
usted es muy vanidoso
y un día ha de fracasar."
El Infante, ya cansado
de en ridículo quedar
se marchó para otro lado
sin siquiera rechistar,
pues muy indignado estaba
y no sabía actuar.

Romance de dña. Alda. Cont. de J. Ledesma, 3º ESO

(El romance de dña. Alda cuenta cómo la esposa de Roldán sueña con un azor -como un halcón- que es atacado por un águila. Ella no sabe cómo interpretar el sueño. En la continuación que escribió, Javi propone una explicación.)


Al alba llegan noticias
del ejército y Roldán.
Muchos perdieron la vida,
otros cautivos están.
Duro golpe fue la nueva,
desgarrador su pesar.
Arrendó arma y montura
para a su amado salvar.
Tres semanas cabalgó
sola con su soledad;
tres semanas cabalgó
por sendas de oscuridad.
Al fin llegó a la batalla
si así se puede nombrar
pues sólo había muerte:
ni rastro de humanidad.
Su esperanza no cayó
al no encontrar a Roldán.
Sabía que estaba vivo
y por él iba a luchar.
Siguió señales y rastros
para a su amado encontrar
y tras cuatro largas noches
vio el campamento rival.
Desnudó allí su espada
para su destino hallar.
Estaban todos durmiendo
pero no tuvo piedad.
Entró en la tienda real
pues mataría al general
para obtener su venganza
por a su pueblo atacar.
Carne y mantas cortó
con increíble frialdad;
retiró las finas ropas
para su rostro observar.
En principio vio a un hombre
vestido de militar.
Observó luego de cerca:
¡el hombre era Roldán!
Buscó una explicación
pero no tardó en llegar:
su amado era un traidor
y a él había ido a matar.
Entonces recordó el sueño,
cayó y se puso a llorar.
Su querido era el azor
y ella el águila rapaz,
y la vida le quitó
para poderlo salvar.